#BARCELONADELUX
Un papel relevante en estos hoteles lo juega la gastronomía. Sólo tuve la suerte de disfrutar de ua cena en el BRAVO del W que presume de ser el restaurante orquestado por Carles Abellán. Para un menorquín como yo acostumbrado a comer los mejores pescados de la isla en casa, me defraudó una propuesta bastante normal para el precio final ( una cosa es cara cuando la experiencia no lo justifica. Fue el caso).
En mi opinión son hoteles que podrían sorprender aún más en su desayuno. Me falto una sorpresa o propuesta de 5*. El minimalismo se está apoderando de la gastronomía pero creo que la variedad y valor es importante: unos croissants recién hechos rellenos, alguna propuesta de cocina en vivo, …
Para acabar con la experiencia, independientemente que hoy día la palabra SPA sea mundialmente conocida si es cierto que en mi caso esperaba algo más… lo que sí fue exquisito por su ambientación, masaje y trato es el Mandarin,ahorabien, se paga…
En definitiva, una experiencia especial de la cual he aprendido muchas cosas buenas para aportar y que deja claro una conclusión: estos hoteles sin las personas/almas que nos llevan no serían nada.